Orientaciones básicas en clase

Una menor flexibilidad no impide ser un practicante avanzado/a de yoga. La flexibilidad más importante es la mental y emocional. (Geeta Iyengar)

Digestión: conviene haber digerido totalmente la comida.

Ropa: cualquier prenda que te permita moverte con libertad.

Dudas: quien imparte la clase está ahí para ayudarte y orientarte. Si quieres plantear algo, un buen momento puede ser antes o al final de la sesión. Si durante la clase sientes dolor en alguna zona del cuerpo (un dolor distinto de la sensación de estirar), es esencial que lo comuniques en ese preciso momento a quien imparte la clase.

Dolencias: es importante informar a tu profesor/a de cualquier dolencia que tengas, eventual o crónica. Hacer determinadas prácticas con el cuerpo lesionado, pachucho, con fiebre, etc., puede ser más perjudicial que beneficioso para lo que esté sucediendo.

Duración de la clase: es recomendable hacer la sesión completa. Salir de una clase de yoga a la mitad puede producir sensaciones de tensión y fatiga. Si un día necesitas irte antes, avisa con antelación para así realizar un final de  sesión adecuado.

Ajustes manuales: como practicantes de yoga nuestros retos van cambiando, y quien nos da clase nos orienta en ello y nos alienta.  Si un profesor/a realiza un  ajuste o corrección manual sobre tu cuerpo mientras practicas yoga, ha de contar con tu permiso. Si no deseas recibir instrucciones manuales, es importante que lo comuniques explícitamente. Por favor, no permitas  ajustes corporales bruscos cuando permaneces en una postura de yoga. No accedas a realizar posturas o técnicas de respiración para las que no te sientas preparada/o en ese momento, (¡¡aunque tengas experiencia en yoga!!), a no ser que confíes plenamente en la experiencia y el buen hacer de quien te enseña. En la docencia de yoga, es de gran utilidad tener un alumnado inteligente y crítico.